viernes, 8 de mayo de 2009

Ser un emprendedor o ser, mejor, un prendeador

En un evento, que presencié hace unos días, se hablaba de cómo los emprendedores tecnológicos nos ayudarán a salir de esta dura crisis económica que estamos viviendo. Ya he comentado anteriormente que, no creo en el concepto de emprendedor tal y como se utiliza habitualmente.

Yo "emprendo" todos los días cantidad de acciones y no por ello soy un emprendedor. Ser emprendedor se ha, mal, asociado, en multitud de veces, con aquella persona que tiene éxito (económico) en la creación de empresas, productos y/o servicios.

O, también, con aquella persona que, sin tener éxito, intenta una y otra vez crear empresas, productos y/o servicios.

Quizá sería más acertado utilizar, para estos dos casos, el término empresario o el término tozudo.

A mí me gusta más usar los términos prendedor (de prender) y prendador (de prendar). Quizá sería, pues, necesario acuñar (la propondré a la RAE) una nueva palabra: el prendeador.

Desde mi punto de vista, la característica principal (además del "prender" y "prendar") que define a este tipo de personas, al menos a los prendeadores que yo he conocido, es simplemente la ilusión.

Hoy en día, en tecnología, yo hablo de tres perfiles: ingenieros, artesanos e inventores. Los verdaderos prendeadores deben tener un 60% de inventores, un 30% de artesanos y un 10% de ingenieros.

Dentro de una organización, sin embargo, el porcentaje debe cambiar. Al menos, debe haber un inventor, un par de artesanos y el resto pueden ser ingenieros ;-) Si estas organizaciones cuentan, además, con un prendeador... mucho mejor.

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