jueves, 5 de mayo de 2011

El camello 18 es el camello ganador

Un hombre dejó, como legado antes de morir, a sus tres hijos toda su fortuna: sus 17 camellos. Les dijo: Efrén, por ser tú el primogénito de mis hijos, te dejaré la mitad de mis camellos; a ti, Esteban, te dejaré un tercio de los camellos; y a ti Fabián, el más joven, te dejaré un noveno de los camellos.

Los tres hijos comenzaron a negociar. Tenían un conflicto: 17 camellos no eran divisible por 2, no eran divisible por 3 y tampoco eran divisible por 9. Así que, aunque eran hermanos y hasta entonces había reinado la armonía entre ellos, como no llegaban a un acuerdo de cómo repartirse su herencia, los ánimos comenzaron a caldearse.

A uno de ellos se le ocurrió consultar a la anciana más sabia de la aldea, para pedirle que pensara en una solución. La anciana pensó y pensó durante mucho tiempo, hasta que finalmente los reunió y les dijo: "Bueno, no sé como puedo ayudarles, pero al menos, si lo desean, les ofrezco mi camello".

De ese modo los tres hermanos ya tenían 18 cabellos, que sí eran divisible por 2 (9 camellos), que sí eran divisible por 3 (6 camellos) y que sí eran divisible por 9 (2 camellos). Cuando terminaron de repartirse los camellos se dieron cuenta que les sobraba uno (9 + 6 + 2 = 17). Justamente el que la anciana les había ofrecido, así que decidieron devolvérselo.

Muchas veces, nos enfrentamos a negociaciones en las que partimos de 17 camellos. Negociaciones que parecen difíciles de resolver sin que alguien ceda un poco. Pero, no nos damos cuenta que si nos distanciamos del conflicto y encontramos el camello 18... TODO SERÁ MÁS SENCILLO. Esforcémonos, pues, en encontrar ese camello 18.

martes, 1 de marzo de 2011

Flexigurity o gestionando el capital humano

Hoy en día, ha aparecido un nuevo concepto que debe guiar la forma en que las organizaciones gestionan su capital humano: la flexigurity.

Flexigurity es: flexibilidad (que las personas puedan asumir responsabilidades muy distintas) y seguridad (nuestras organizaciones deben dotarnos de aquellas capacidades que el mercado necesita, ¡necesitamos ser "empleables"!).

La falta de flexibilidad genera estancamiento y la baja seguridad implica miedo. Esto provocará: estrés, ansiedad, depresión,... La depresión será posiblemente una de las causas de baja laboral más común en nuestras organizaciones, en un futuro no muy lejano.

Todo lo que las empresas deben hacer para potenciar a su personal debe dirigirse hacia estos dos factores. Pero, ¿cómo?

Está claro que la seguridad se potenciará fortaleciendo por un lado los conocimientos y por otro lado la confianza. Es decir, volvemos de nuevo a tener que animar a nuestros empleados para que musculen el cerebro cortex (el del análisis y el rigor) y el cerebro límbico (el de las emociones).

Así que, debemos llenar nuestras empresas de gimnasios. Pero, de gimnasios especiales donde mediante la repetición de ejercicios propuestos por nuestro entrenador personal (el coacher) podamos ir adquiriendo las herramientas necesarias para fortalecer estos aspectos.

Darle a cada empleado la formación que necesite en cada momento para desarrollar, de forma excelente, las tareas que tiene asignadas en cada momento (o formación JIT "Just In Time") también puede ser una fórmula válida.

¿Y la flexibilidad? No se me ocurre mejor método que fomentando o promoviendo la variedad de tareas/habilidades o haciendo que nuestros empleados se enfrenten a situaciones diferentes a las que están habituados.

Por ejemplo, en todas nuestras empresas podemos encontrarnos con personas que hablan mucho y escuchan poco y con personas que hablan poco y escuchan mucho (quizá también haya personas que ni hablan ni escuchan, pero lo mejor que podemos hacer es alejarnos de ellos). A los primeros los denominaré "charlatanes" y a los segundos "calladitos", de forma cariñosa. A los "charlatanes" podemos mandarles a cuantas conferencias se nos ocurran y luego animarles para que escriban sus reflexiones o críticas en un blog institucional. A los "calladitos" les animaremos a preparar presentaciones de cualquier tema y a tener que defenderlas en público.

Podemos seguir un modelo parecido para los "quejicas", los "pasotas",... o cualquier otro rol que podamos encontrarnos en nuestros equipos de trabajo.

Parece que estemos tratando solamente de fastidiar a nuestros empleados, pero realmente lo que estamos consiguiendo es que sean más flexibles y seguros ;-)

domingo, 13 de febrero de 2011

El peso de la comunicación no verbal

¿Qué peso pensamos que tiene la comunicación no verbal (lo que transmitimos mientras hablamos a excepción de lo que realmente decimos)?

Deduzco que si tenemos 5 sentidos y sólo uno de ellos nos sirve para hablar… la comunicación no verbal debe tener un peso de, al menos, 4/5 partes (un 80%) del proceso completo de comunicación. Al final, descubro que es incluso un poco más...

Mira estos vídeos sobre Lenguaje Corporal y verás de lo que te estoy tratando de hablar.

Del proceso completo de comunicación, la parte no verbal tiene un peso del 93% y la parte verbal de sólo un 7%. Podemos encontrar información en detalles que muchas veces pasan desapercibidos. Si estos detalles no están en sintonía con lo que se dice, es más fiable lo que nos dicen los detalles que lo que nos dicen las palabras. Un discurso se puede memorizar pero es complicado entrenar y controlar los movimientos, el cuerpo, las extremidades, las expresiones faciales, etc.

Podemos asociar distinta información a cada uno de estos detalles, pero os recomiendo considerarlos todos en su conjunto y dentro del contexto en el que se esté desarrollando la comunicación. Además, cada persona tiene una “norma” y si la conocemos podremos descifrar su lenguaje corporal de una forma más eficaz. En caso de no conocer la “norma” de la persona, podemos aplicar la “norma” general ¿qué haría una persona normal en esta situación?, ¿cómo se comportaría? y ¿cómo se aleja el comportamiento normal del comportamiento que estoy analizando?

Es fácil poner en práctica lo aprendido, intentar fijarnos más en los detalles de los demás e interpretarlos e, incluso, intentar corregir detalles habituales propios que ahora sabes que quizá se pueden interpretar de una forma negativa.

miércoles, 9 de febrero de 2011

El poder de la influencia

Constantemente somos emisores y receptores de influencia sobre las personas que tenemos a nuestro alrededor. Incluso podemos ejercer una influencia, en segundo o tercer grado, sobre personas que no conocemos.

Esta influencia puede hacer que los resultados de las personas que están dentro de ese radio de acción se vean alterados. Esto es lo que nos dice el Efecto Pigmalión, que fue protagonista de las investigaciones del psicólogo Robert Rosenthal.

Estos estudios vienen a decirnos que, si tenemos una influencia negativa no seremos capaces de cumplir con nuestras obligaciones aunque estemos capacitados para ello. Por otra parte, si alguien deposita su confianza y nos hace ver que podemos conseguir un logro, seremos capaces de obtener mejores resultados.

Pero, también es muy importante que nosotros nos creamos capaces de ello, que estemos realmente convencidos de que lo podemos conseguir.

Se me platean varias preguntas: ¿qué es el Efecto Pigmalión?, ¿qué es el poder personal? y ¿es posible no influir? Esta es mi respuesta…

El otro día, al llegar a casa y comentar estas dudas con mi hijo de 10 años, me dijo: “es como cuando mi profesora de matemáticas le dice a mi compañero de clase que nunca aprenderá a hacer bien las multiplicaciones”. Esto es justamente el EFECTO PIGMALIÓN.

Yo estoy convencido que el compañero de clase de mi hijo aprenderá a multiplicar, con la ayuda o no de su profesora. Esto es justamente el PODER PERSONAL.

Seguramente, mi hijo influirá en su compañero de clase para que aprenda diciéndole: “multiplicar es fácil, cualquier niño de 10 años puede hacerlo”. Esto demuestra que ES IMPOSIBLE NO INFLUIR.

¿Puede haber influido una clase de Psicología en la Universidad, sin saberlo, sobre un niño de 10 años para que mejore con sus matemáticas? Seguro que sí...

jueves, 3 de febrero de 2011

¿Qué es la inteligencia?

Es el conjunto de herramientas de las que disponemos para enfrentarnos a las dificultades diarias. El aprendizaje en el uso de estas herramientas es continuo, aunque podemos tener unas condiciones innatas para manejar mejor unas herramientas que otras.

¿Cómo medir nuestro grado de inteligencia? Simplemente, por el número de ocasiones en las que hemos sabido encontrar la mejor de las soluciones posibles al problema que se nos plantea.