Esta claro que el cliente es una parte más de nuestro equipo, pero esto lo hemos impuesto nosotros, nuestra metodología, y no él. Aquí es donde surgen los problemas.
¿Cómo implicamos, comprometemos podríamos decir mejor, al cliente como un actor más en el -su- proyecto? Con imaginación, diría yo.
Debemos tratar de convencerles que son la parte más interesada en conseguir que el proyecto tenga éxito y que esto pasa por participar a lo largo de toda la vida del mismo.
Quizá en un primer momento recoja este testigo con ilusión, pero si no sabemos "mantener las brasas encendidas" esta ilusión se irá apagando. El cliente acabará pensando: "sólo estoy perdiendo tiempo en metodologías, tareas, jergas extrañas (scrum, sprint, backlog,...), etc. que no entiendo y estos tipos listos además quieren que me haga responsable de probar el producto porque ellos realmente no lo están haciendo".
Yo creo que tengo la solución: si queremos implicar al cliente nosotros debemos hacer "exquisitamente" bien nuestra parte del trabajo. Entregar sólo funcionalidades testadas con minuciosidad, con tanta minuciosidad que podamos permitirnos el lujo de incluir "fallos" controlados para verificar que el cliente se los encontrará en sus pruebas y nos los reportará, que nosotros resolveremos increíblemente rápido (al minuto de haberlos reportados) y que, además, le felicitemos por ello. El reconocimiento es la clave.
¿Qué os parecería recompensar, económicamente o de alguna otra forma, al cliente cada X problemas encontrados en su fase de prueba? Realmente todos estaremos consiguiendo una ventaja en ello, ¿no?
sábado, 5 de junio de 2010
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