martes, 3 de abril de 2012

Nuestro Gobierno nos lanza un desafío

Hace escasas jornadas, más exactamente el pasado 26 de marzo a las 17:00 horas, el Ministerio de la Presidencia hizo público el "Anteproyecto de Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno", cumpliendo así con la promesa que, 100 días antes, el entonces aspirante a Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hizo en uno de sus mítines electorales.

Lo novedoso del asunto no solamente es que nuestros gobernantes cumplan con una parte de sus promesas, ni que pongan a nuestra disposición un texto antes de que éste sea propuesto como Proyecto de Ley, sino que su publicación en la web (http://www.leydetransparencia.gob.es) ha venido acompañada con el ofrecimiento de que participemos en su rescritura.

Por primera vez se nos ofrece la oportunidad de mejorar un texto normativo realizando apreciaciones, sugerencias o críticas al mismo. Como ciudadanos debemos responder a este reto y utilizar todos aquellos mecanismos que ponen a nuestro alcance para convertirnos, una vez más, en los verdaderos protagonistas de la vida pública.

Aún no queda claro cómo conseguirán que los beneficiarios de este texto (todos nosotros) se sientan algo más que involucrados al participar. Quiero decir, aún no queda claro cuál será el algoritmo que utilizarán en la compilación de las aportaciones que los ciudadanos hagamos al texto.

Desde luego no es suficiente con sentarse a escuchar lo que decimos (y menos cuando la escucha queda sustanciada en un sencillo formulario de una página web). La escucha no es un proceso pasivo. Supongo que comprobaremos la pasividad con que nuestros interlocutores han actuado en este proceso cuando veamos el resultado final del texto.

Desde el mismo día de la publicación del anteproyecto, reconocidos evangelizadores de este tema (transparencia y gobierno abierto) formaron rápidamente sus opiniones. Estas opiniones, que han sido convenientemente divulgadas desde sus púlpitos (sus blogs, en términos no-evangelizadores) y difundidas desde sus cuentas Twitter, nos servirán de guía en la lectura de la norma. Me gustaría destacar los siguientes:
La lectura de los anteriores artículos quizá nos deje un sabor agridulce, pero seguro que lo que pretendían sus autores con sus calificaciones no era tratar de desmoralizar a sus seguidores, sino por el contrario animar a que nuestros espíritus críticos se alineen y no dejemos pasar la oportunidad que se nos ofrece.

¡Así que, si no hay mucha transparencia por parte de nuestras administraciones, si no hay mucha colaboración por parte de nuestros gobernantes, que al menos haya participación por parte de nuestros ciudadanos!

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